
Este
versículo es uno de mis favoritos y es una de las declaraciones más hermosas de
las Escrituras. Encapsula de manera encantadora el mensaje de salvación, una
narración divina desde Génesis hasta Apocalipsis. También contiene dos de las
palabras de la Biblia que más cambian la vida: “Mas
Dios”. Esta frase significa una interrupción: Dios interviene en nuestra
desesperanza para cambiar nuestro destino. Su amor es tan inmenso que envió a
su Hijo, Jesucristo, en una misión de rescate para redimir a un mundo perdido
en el pecado. ¿Y cuál era esta misión? Rescatarnos de la sentencia de muerte
que merecíamos por nuestra rebelión contra Él.
Dios ve
nuestros pecados. Conoce nuestros fracasos, nuestra fragilidad y nuestra
indignidad. No nos debe nada; sin embargo, en su amor infinito, eligió
restaurar lo que destrozamos. Envió a Jesús para que tomara nuestro lugar, para
que soportara nuestro castigo y para ofrecernos gracia en lugar de juicio. ¿Qué
tan extraordinario es este amor? Pablo enfatiza: “Cuando
todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”. Él no esperó a que
nos volviéramos dignos, porque nunca podríamos. En cambio, nos encontró en
nuestro peor estado y pagó el precio máximo para traernos de regreso a Él.
¡Qué verdad
increíble! No merecemos el perdón, pero Dios lo ofrece gratuitamente. No
podemos ganarnos la salvación, pero Cristo ya la ha asegurado. Ahora, la
elección es nuestra: aceptar o rechazar el don de la redención. Solo Jesús
puede satisfacer la justicia de Dios, y solo Él puede eliminar nuestra culpa y
ofrecernos la vida eterna. Que nunca demos por sentado este don, sino que
vivamos en gratitud por el amor inmensurable de nuestro Padre.
Que Dios te
bendiga y te guarde, y que estas palabras renueven tu espíritu.
Pastor Dimas
Preguntas
para discutir
1. ¿Cómo
cambia la frase “Mas Dios” en Romanos 5:8 nuestra comprensión del amor y la
gracia de Dios, especialmente en contraste con la naturaleza y la justicia
humanas?
2. Dado que
Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores, ¿cómo debería esta
verdad moldear la manera en que vemos y extendemos la gracia a los demás en
nuestra vida diaria?