El Cuerpo de
Infantería de Marina tiene un lema inspirador: Semper Fidelis (del latín
"Siempre Fiel"). Es más que un simple eslogan; es un código de
conducta y una característica que define su vida como infantes de marina. Su
lealtad es inquebrantable. Curiosamente, las Escrituras usan el mismo lenguaje
para describir la naturaleza de Dios.
La fidelidad
de Dios se basa en su verdad y carácter. El pasaje de Lamentaciones 3:22-24, nos
recuerda esta verdad. Cuando enfrentamos circunstancias abrumadoras, podemos
sentir que no hay solución, como si Dios nos hubiera abandonado. Quizás vemos
que nuestro matrimonio se deteriora, nuestras finanzas se desmoronan o que
nuestros hijos se desvían del buen camino. Sin embargo, en medio de la
desesperación, Jeremías nos habla de la perdurable fidelidad de Dios. Dios
permanece fiel, incluso ante nuestras circunstancias más difíciles.
Cuando la
vida se vuelve abrumadora, debemos recordar: Dios es fiel. Nunca olvida sus
promesas. Él lleva nuestras cargas, nos fortalece en nuestras debilidades y
obra todo para nuestro bien. Decir que Dios es fiel es declarar que podemos
confiar en Él. Tenemos la seguridad de que Él hará lo que dice que hará.
Permítanme compartir con ustedes algunas verdades sobre la fidelidad de Dios.
1. Dios
es fiel en nuestras dificultades
Este pasaje de Lamentaciones es uno de los más profundos de las Escrituras. Jeremías camina por Jerusalén, devastada por los babilonios. La ciudad yace en ruinas, con su gente masacrada o exiliada. Sin embargo, a pesar de la devastación, Jeremías afirma la fidelidad de Dios. ¿Por qué? Porque incluso en el dolor, Dios permaneció fiel al remanente de Israel. Nunca olvidó sus promesas.
Del mismo
modo, el compromiso de Dios con nosotros no flaquea, incluso cuando nuestras
circunstancias parezcan sugerir lo contrario. Cuando nuestros corazones están
apesadumbrados por el dolor o la incertidumbre, podemos confiar en que Él sigue
obrando, sigue presente y sigue fiel.
2. Dios es fiel cuando nos sentimos perdidos
En 1
Corintios 1:7-9, Pablo nos asegura: «Por lo tanto, no les falta ningún don
espiritual, mientras esperan con ansias la revelación de nuestro Señor
Jesucristo. Él también los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean
irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, que los
llamó a la comunión con su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor». Qué hermosa
promesa. Incluso cuando nos sentimos perdidos, cuando las tormentas de la vida
amenazan con hundirnos, Dios nos mantiene firmes. Como los discípulos que
temieron la tormenta mientras Jesús dormía en la barca, a veces cuestionamos la
presencia de Dios. Sin embargo, incluso cuando nos sentimos abandonados, Él nos
sostiene. Nunca nos dejará ni nos abandonará.
3. Dios
es fiel para sostenernos hasta el final
La fidelidad
de Dios no depende de nosotros; está garantizada por Él. Incluso cuando
flaqueamos, Él permanece firme. Cuando nos sentimos débiles o indignos, Él
continúa sosteniéndonos. Puede que te dé vergüenza volver al Señor después de
un fracaso, pero Él no te ha abandonado. Sigue obrando, moldeándote y
refinándote, incluso cuando te resistes. Siempre puedes volver a Él.
4. Dios
es fiel cuando enfrentamos la tentación
La tentación
es una de las pruebas más difíciles que enfrentamos a diario. Sin embargo,
Pablo ofrece esta garantía en 1 Corintios 10:13: «No os ha sobrevenido ninguna
tentación que no sea común a los hombres. Y fiel es Dios, que no permitirá que
seáis tentados más de lo que podéis soportar, sino que cuando sois tentados, os
dará también la salida, para que podáis resistir».
¡Qué promesa
tan poderosa! Dios nunca permitirá que seamos tentados más de lo que podemos
soportar. No importa cuán fuerte sea la tentación, siempre hay una manera de
permanecer fiel. A veces, justificamos el comportamiento pecaminoso alegando
que no teníamos otra opción, que la tentación era demasiado fuerte. Pero la
Palabra de Dios nos asegura que siempre hay una opción. Él nos ofrece una
salida, dándonos la fuerza para permanecer fieles, sin importar las
circunstancias.
5. Dios
es fiel cuando pecamos
Finalmente,
la fidelidad de Dios se extiende incluso a nuestros fracasos. En 1 Juan 1:9,
recibimos esta hermosa promesa: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad». El perdón de
Dios es infinito. Si hemos depositado nuestra confianza en Él para la
salvación, Él promete darnos siempre la bienvenida. Incluso cuando tropezamos,
ya sea por fracasos públicos o luchas privadas, su fidelidad permanece.
A menudo
necesitamos que se nos recuerde esta verdad. A veces, dudamos si la fidelidad
de Dios se extiende a ciertos pecados: los que hieren profundamente a otros o
los que repetimos. Sin embargo, la promesa de Dios es clara: su fidelidad es
para siempre. Él nos perdona, no porque lo merezcamos, sino porque es fiel a su
Palabra y a su naturaleza.
Que Dios les
bendiga y les guarde.
Pastor Dimas
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