Lectura: Efesios 4:16; 1 Corintios 12:12-27
El cristianismo no es una actividad individual. No se puede madurar en
aislamiento. Dios diseñó su iglesia para funcionar como un cuerpo:
interconectado, interdependiente, donde cada parte es esencial para el todo.
Piensa en tu propio cuerpo. Cuando una articulación deja de funcionar, todo se
ve afectado. Una rodilla lesionada cambia tu forma de caminar. Un hombro
congelado limita tu alcance. El dolor y la disfunción se extienden mucho más
allá de esa parte. El cuerpo necesita cada articulación, cada conexión, para
funcionar correctamente.
Lo mismo
ocurre en la iglesia. No hay miembros irrelevantes, ni roles sin importancia,
ni partes innecesarias. Cuando alguien se retira o se niega a participar, todo
el cuerpo sufre. Cuando alguien se queda al margen observando en lugar de
participar, es como una articulación bloqueada: la disfunción la siente todo el
cuerpo.
Pero
observa lo que sucede cuando cada parte cumple su función: el cuerpo produce
el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor. El
crecimiento no es solo individual; es colectivo. Crecemos juntos. Maduramos
como uno solo. Tu crecimiento me ayuda a crecer. Mi fidelidad anima la tuya.
Estamos juntos en esto. Por eso es importante asistir a la iglesia. Por eso son
importantes los grupos pequeños. Por eso es importante servir. No asistes solo
por ti mismo; otros te necesitan. No solo aprendes para ti, sino que te
capacitas para ayudar a otros. Eres parte de algo mucho más grande que tú
mismo.
Te
pregunto:
· ¿Participas activamente en el cuerpo
de Cristo o te mantienes al margen?
· ¿A qué papel te llama Dios? ¿Qué
dones te ha dado para servir a los demás?
· ¿Quién en tu comunidad eclesial
necesita tu ayuda?
Oración:
Padre,
perdóname por las veces que he tratado mi fe como un asunto privado. Gracias
por ponerme en el cuerpo de Cristo. Muéstrame dónde quieres que sirva y dame
valor para dar un paso al frente. Ayúdame a ver que soy necesario, que mi
participación importa y que juntos somos mejores que separados. Amén.
Qu el Señor
te bendiga y te guarde y que el Señor permita que estas palabras te ayuden a
renovar tu espíritu.
Dr. Dimas
Castillo
No comments:
Post a Comment