Thursday, April 24, 2025

Sigue pidiendo, sigue buscando, sigue llamando

 


Lectura Biblica: Mateo 7:7-11

Esta enseñanza de Jesús aborda una verdad común e incómoda sobre la oración: muchos no oramos con regularidad, no porque no sepamos cómo, sino porque, en el fondo, no estamos seguros de que marque la diferencia. Podemos decir que creemos en la oración, pero nuestra falta de constancia revela dudas. Jesús habla directamente de esto en Mateo 7:7-11, ofreciendo tanto aliento como corrección sobre cómo nos acercamos a Dios en oración.

El pasaje contiene una poderosa promesa: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá". Esto parece sencillo, pero la promesa a menudo se malinterpreta. No dice que la oración persistente te garantice obtener todo lo que deseas. Más bien, revela verdades importantes sobre la naturaleza de la oración y el Dios a quien oramos. Primero, debemos entender que esta promesa es específicamente para los creyentes: aquellos que tienen una relación con Dios a través de la fe en Jesucristo. Él es el Creador de todo, pero solo es Padre para quienes han nacido de nuevo.

Partiendo de esta base, el pasaje explora tres cualidades clave de la oración eficaz: confianza, persistencia y valentía.

1. Debemos orar con confianza

Jesús compara a Dios con un padre amoroso. Si los padres terrenales, a pesar de sus defectos, dan cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más Dios, que es perfecto, dará buenas dádivas a los suyos? Esto significa que podemos acercarnos a Él con confianza, sabiendo tres cosas: Primero, su amor: Así como los hijos confían en el deseo de sus padres de proveer para ellos, podemos confiar en el corazón de Dios. Él quiere satisfacer nuestras necesidades, no porque nos las hayamos ganado, sino porque nos ama. Segundo, su capacidad: Nada es demasiado difícil para Dios. Ya sea que necesitemos sanidad, guía, fuerza para vencer el pecado o ayuda en las dificultades, él es más que capaz de responder. Él es el indicado a quien acudir. Tercero, su bondad: Dios no nos dará nada dañino, incluso si se lo pedimos con sinceridad. Así como un padre no le daría una serpiente a su hijo cuando este le pide un pescado, Dios filtra nuestras peticiones con su perfecta sabiduría. A veces, su respuesta es "no" porque lo que deseamos nos haría daño. Santiago 4:2-3 nos recuerda que los motivos egoístas pueden obstaculizar nuestras oraciones.

2. Debemos orar con persistencia

El mandato de Jesús de seguir pidiendo, buscando y llamando enfatiza la persistencia. Pero la persistencia no es repetición. No se trata de repetir lo mismo una y otra vez como si Dios necesitara ser convencido o pudiera ser manipulado. La oración persistente refleja un corazón sincero que se vuelve continuamente a Dios, presentando peticiones mientras confía en su voluntad.

Entonces, ¿qué deberíamos estar buscando, pidiendo y llamando? El Catecismo Menor de Westminster ofrece una definición: "La oración es una ofrenda de nuestros deseos a Dios, por cosas agradables a su voluntad...". La verdadera oración no se trata de imponer nuestra voluntad a Dios, sino de alinear nuestros deseos con los suyos. Es decir: “Esto es lo que quiero, Señor, pero confío más en tu sabiduría que en la mía. Si esto no es bueno para mí, ayúdame a desear lo que Tú quieres”.

Este tipo de oración es poderosa: es honesta, humilde y centrada en Dios.

3. Debemos orar con valentía

El pasaje nos recuerda que no oramos de más porque no creemos que eso cambie nada. Pero esa es una conclusión absurda. Las Escrituras nos muestran que Dios escucha, se preocupa y responde. Aun así, la pregunta persiste: ¿Por qué tantas oraciones parecen no recibir respuesta? Hay varias razones: Primero, Dios ha dicho “no”, no “nada”. A veces, responde de forma diferente a la que esperábamos. Segundo, el momento no es el adecuado. Los planes de Dios se desarrollan de maneras que no siempre podemos ver de inmediato.

Tercero, Dios nos espera. Podríamos ser la respuesta a nuestra propia oración: Dios nos ha puesto en situaciones en las que quiere obrar *a través* de nosotros. Cuarto, no estamos orando por nada específico. Oraciones vagas como "bendice mi matrimonio" o "ayuda a nuestra iglesia" carecen de claridad. Oraciones específicas, como pedir una mejor comunicación, una conexión más profunda o un alcance efectivo, nos permiten ver la mano de Dios con mayor claridad.

Conclusión: Creciendo en la oración

Jesús presenta la oración como algo simple: pedir, buscar, llamar. Pero detrás de esa simplicidad se esconde una verdad profunda. La oración efectiva requiere conocimiento de la voluntad de Dios (a través de las Escrituras), fe en su poder y un deseo sincero de que Su voluntad prevalezca sobre la nuestra.

Para profundizar nuestra vida de oración, este pasaje nos anima a dedicar tiempo enfocado, ser específicos en las peticiones, mantener la actitud correcta y confiar en que el Espíritu Santo guiará y corregirá nuestras oraciones. Se nos recuerda que Dios está más dispuesto a responder que nosotros a pedir.

Finalmente, imagina lo que Dios podría hacer a través de nosotros —a través de nuestra iglesia, nuestras relaciones, nuestra misión— *si tan solo pidiéramos*.

Que el Señor les bendiga y les guarde, y que el Señor permita que estas palabras les ayuden a renovar su espíritu.

Pastor Dimas

No comments: