Thursday, June 26, 2025

Perseverando en la oración



2 Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; 3 orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, 4 para que lo manifieste como debo hablar (Colosenses 4:2-4)

Vivimos en una economía consumista donde estamos condicionados a creer que la vida gira en torno a nosotros y que el consumidor siempre tiene la razón, y que si no te gusta el servicio que se ofrece aquí, mejor ve a otro lugar. Esta forma de pensar no solo ha afectado nuestra forma de vivir, sino también nuestra vida espiritual.

A menudo, nuestras oraciones a Dios son similares. Creemos que debemos presentarle todo lo que deseamos, sin importar lo que Él quiera de nosotros. Creemos que Dios nos debe algo y oramos para cobrar por nuestros servicios.

En nuestra cultura, solemos tener dificultades con la oración. En lugar de tener dificultades, deberíamos desarrollar una vida de oración centrada en el Señor, no en nosotros mismos. En este pasaje, Pablo nos presenta algunas ideas sobre cómo podemos desarrollar una vida de oración centrada en las necesidades del Reino de Dios, no en nosotros mismos.

¿Has notado lo que sucede cuando la oración comienza a desaparecer de tu vida diaria? A menudo, las cosas empiezan a sentirse mal: nuestros corazones se inquietan, nuestras mentes se desestabilizan y nos invade una sensación de vacío espiritual. La oración no es solo una disciplina espiritual; es el sustento de nuestra relación con Cristo. A través de la oración, hablamos con nuestro Padre Celestial, presentándole nuestras esperanzas, preguntas, confesiones, necesidades y gratitud. Es en la oración que recordamos quién es Él y quiénes somos nosotros en Él.

Creemos que Dios escucha nuestras oraciones, incluso en momentos de duda. Y confiamos en que, en su tiempo perfecto, las responde. A lo largo de las Escrituras, no solo se nos anima, sino que se nos manda a ser personas de oración. Cuando priorizamos la oración, ponemos nuestras cargas en las manos capaces de Dios y, a cambio, recibimos su paz. Una vida de oración constante nos mantiene en estrecha comunión con Dios y en armonía con su voluntad.

Incluso Jesús hizo de la oración una parte central de su vida. Su vida de oración fue tan impactante que sus discípulos le pidieron: «Señor, enséñanos a orar». Si Jesús, el Hijo de Dios, necesitaba pasar tiempo regularmente con el Padre, ¿cuánto más nosotros?

En Colosenses 4, el apóstol Pablo, escribiendo desde la prisión, insta a los creyentes de Colosas a ser constantes en la oración. Observen su petición: no les pide que oren por su liberación. En cambio, les pide que oren “para que Dios abra una puerta” para que el evangelio sea proclamado. El enfoque de Pablo, incluso encadenado, era difundir el mensaje de Cristo. Su petición revela un corazón que priorizaba la misión de Dios sobre la comodidad personal

¿Cuándo fue la última vez que le pediste a Dios que te usara para compartir su mensaje? ¿Cuándo oraste por última vez para que tu iglesia fuera una luz en la comunidad, proclamando con valentía la salvación en Cristo? Una vida marcada por la oración es una vida alineada con los propósitos de Dios. Al perseverar en la oración, vigilantes y agradecidos, Dios nos usará para abrir puertas, transformar vidas y acercar su reino. 

Que el Senor les bendiga y les guarde, y que el Senor permita que estas palabras les ayuden a renovar su espiritu.

Dr. Dimas Castillo

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