Thursday, July 3, 2025

“Venid, seguidme” – El llamado a ser pescadores de hombres



Mientras Jesús caminaba junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos: Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés. Estaban echando la red en el lago, pues eran pescadores. «Venid, seguidme», les dijo Jesús, «y os enviaré a pescar hombres». Al instante dejaron las redes y lo siguieron (Mateo 4:18-20).

La ​​escena es sencilla, pero conmovedora. Jesús, caminando por la orilla del mar de Galilea, ve a dos hombres comunes trabajando: Simón y Andrés, echando sus redes, dedicados a su tarea diaria como pescadores. Pero en un instante, todo cambia. Con una sola frase: “Venid, seguidme, y os haré pescadores de hombres”, Jesús redefine radicalmente su propósito.

Esta invitación no era solo para Pedro y Andrés. Se extiende a cada uno de nosotros hoy. Jesús nos llama a ti y a mí a seguirlo, a seguir sus pasos y a convertirnos en pescadores de hombres, personas que, por la gracia de Dios, guían a otros a una relación vivificante con Jesucristo.

¿Qué significa ser pescador de hombres?

Ser pescador de hombres es ser alguien que se acerca a otros con la buena nueva de Jesús. Es un llamado a vivir en misión, no solo asistiendo a la iglesia o leyendo la Biblia para beneficio personal, sino permitiendo que Cristo nos use para atraer a otros a su reino. Cuando Jesús llamó a sus discípulos, no les ofreció consuelo, claridad ni control. Les dio una misión. Les prometió transformación: “Yo los haré”… y un propósito.

Observen la secuencia:

“Ven”: una invitación a una relación.

“Sígueme”: un llamado a la confianza y la obediencia.

​​“Yo los haré”: una promesa de transformación.

• “Pescadores de hombres”: un propósito que va más allá de sí mismos.

Jesús no nos llama simplemente a seguir sin dirección. Él nos moldea en quienes estamos destinados a ser al caminar con Él.

Respondiendo al llamado

1. Acepta su invitación:

“Sígueme” requiere un paso de fe. Para Pedro y Andrés, significó dejar atrás sus redes: su sustento, su seguridad y todo lo familiar. Seguir a Jesús tiene un costo. Puede significar dejar atrás la comodidad, el estatus o incluso ciertas relaciones. Pero la recompensa es mayor que cualquier cosa que dejemos atrás.

2. Estar dispuesto a ser transformado:

“Yo te haré” habla de un proceso. No somos perfeccionados al instante. Jesús toma nuestro potencial y comienza a moldearnos a través del Espíritu Santo, la Palabra y nuestras experiencias. El discipulado no es pasivo; requiere entrega, crecimiento y aprendizaje continuo. Debemos ser enseñables y estar abiertos al cambio.

3. Abrazar la misión:

Pescar hombres es participar en la obra redentora de Cristo. No se trata solo de “atrapar” personas y seguir adelante; se trata de caminar junto a ellas, discipularlas y ayudarlas a crecer en Cristo. El evangelismo es solo el comienzo. El verdadero discipulado implica comunidad, responsabilidad e inversión espiritual.

Un compromiso para toda la vida

Seguir a Jesús no es una decisión única. Es un camino diario: un compromiso para crecer a través de la adoración, la devoción, la comunión y el servicio. El llamado al discipulado es para toda la vida. Desafía nuestras prioridades y reorienta nuestro propósito. Crecemos al leer la Palabra de Dios, orar, reunirnos con otros creyentes y obedecer su guía.

Entonces, ¿cómo responderás? Jesús sigue caminando por las orillas de la vida cotidiana y extiende la misma invitación: "Ven, sígueme". ¿Lo seguirás? ¿Permitirás que moldee tu corazón, tu propósito y tu camino? ¿Permitirás que te convierta en pescador de hombres?

Que el Señor te bendiga y te guarde. Que renueve tu pasión por Él y te dé la valentía para dar un paso de fe. La decision es tuya. ¿Lo seguirás?

Dr. Dimas Castillo

 

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