"Por tanto, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, sigan viviendo en él, arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, tal como fueron enseñados, y rebosantes de gratitud." Colosenses 2:6-7
Hace poco,
conversé con alguien que realmente amaba la jardinería. Al compartir su pasión,
recordé todo lo que ocurre bajo la superficie de una planta, todo lo que nunca
vemos. Mi amigo me dijo: "Debajo de cada árbol encontrarás un complejo y
fascinante sistema de raíces". Esa imagen me impactó profundamente.
Curioso,
investigué más a fondo. Descubrí que las raíces son mucho más que simples
anclas en la tierra: son líneas de vida. Atraen nutrientes esenciales, agua y
oxígeno. Estabilizan la planta durante las tormentas. Almacenan nutrientes para
las temporadas difíciles. En otras palabras, si las raíces de una planta no son
sanas y profundas, el resto no puede sobrevivir, ¡y mucho menos prosperar! ¡Qué
imagen tan poderosa de nuestra vida en Cristo!
Arraigados
y Edificados en Él
Las palabras
de Pablo en Colosenses 2:6-7 nos recuerdan el fundamento de la vida cristiana.
Así como recibimos a Jesucristo como Señor —por fe, con humildad y en
dependencia—, debemos *permanecer* en Él de la misma manera. No con
esfuerzo propio, sino manteniéndonos conectados a nuestra fuente.
Debemos
estar *arraigados* en Él; es decir, nuestras vidas deben beber de Él
constantemente. No ocasionalmente. No solo los domingos o mierco,es. Sino
diariamente, profunda y constantemente.
· Cuando soplan los vientos de la vida
—ya sea enfermedad, pérdida, incertidumbre o miedo—, solo las raíces nos
sostienen firmes.
· Cuando llega la sequía espiritual,
es el sistema de raíces invisible de la confianza, la oración y las Escrituras
el que mantiene nuestra fe verde y viva.
Así como un
jardinero coloca cada planta en la tierra adecuada para su máximo crecimiento,
Dios nos ha plantado en Cristo. Y Cristo, a su vez, nos nutre con su Palabra,
su Espíritu, su presencia y su amor.
Establecidos
en la fe
Cuanto más
arraigados estemos, más *establecidos* nos volveremos. No se trata de
ser perfectos, se trata de estar bien cimentados. Así como un árbol con raíces
profundas puede doblarse, pero no romperse, en una tormenta, un creyente
arraigado en Cristo puede mantenerse firme ante las dificultades.
Pablo añade
que debemos rebosar de ‘acción de gracias’. La gratitud es el fruto de
alguien cuyas raíces beben profundamente del pozo de la gracia. Cuanto más
comprendemos lo que Cristo ha hecho por nosotros, más agradecidos nos sentimos,
no solo en los buenos tiempos, sino incluso en las épocas de prueba.
Dejar que
Jesús sea el jardinero de nuestra alma
Jesús no es
solo la tierra en la que estamos plantados; también es el jardinero que cuida
de nuestras almas. Poda lo que necesita ser podado. Riega con compasión. Nutre
con verdad. Es paciente, perseverante y se apasiona por tu crecimiento.
Jeremías 17:8 describe una hermosa imagen de una persona que confía en el
Señor: "Serán como árbol plantado junto a las
aguas, que junto a la corriente extiende sus raíces. No teme cuando llega el
calor; sus hojas siempre están verdes. En el año de sequía no se preocupa, y
nunca deja de dar fruto".
No fuiste
creado para sobrevivir con tus propias fuerzas. Fuiste creado para *permanecer*
en Él, para que tus raíces se arraiguen profundamente en Cristo. Dejame terminar
con estas preguntas de reflexión:
•
¿Son
tus raíces en Cristo sanas y profundas, o superficiales y con dificultades?
•
¿Te
nutres regularmente de su Palabra?
•
¿Le
permites que te estabilice y fortalezca durante las tormentas?
Quizás hoy
sea el día para dejar de simplemente sobrevivir y comenzar a prosperar
eligiendo permanecer en Jesús con más intención. Que el Señor te bendiga y te
guarde y que el Señor permita que estas palabras puedan renovar tu espíritu.
Dr. Dimas
Castillo
No comments:
Post a Comment